Carmina y amén

2014, España.
Paco León.

Tras la súbita muerte de su marido, Carmina convence a su hija María de no dar parte de la defunción hasta pasados dos días y así poder cobrar la paga doble que el difunto tenía pendiente. Durante esos dos días esconden el cadáver y disimulan su duelo en la cotidianidad de un bloque de pisos de un barrio de Sevilla.

La segunda entrega de Paco León es un cuadro costumbrista de una humilde familia que se deja la piel ante un trágico revés de sus vidas. Y es que la forma de hablar y pensar de los personajes resultan tan naturales que te identificas con ellos en cuestión de segundos. Nada parece ensayado, el director decide no falsear los diálogos y mostrarlos llenos de dudas, frases a medias, vacilaciones y tartamudeos con un muy buen resultado. Diálogos sencillos pero llenos fuerza en una fusión cómica y dramática.   

Carmina Barrios parece salirse de pantalla con una magnífica actuación. Pero pese a ser el pilar fundamental del enredo, la protagonista no lleva el peso único de la historia ya que la película cuenta con unos personajes secundarios tan carismáticos como ella. Cada uno aporta su toque de humor ofreciendo escenas divertidísimas que resultan casi episódicas dentro del conjunto. Cierto es que algunas situaciones son demasiado casuales y se entrevé la búsqueda del sketch pero forman parte del encanto global. María León también hace gala de su arte demostrando así que la familia Barrios tanto puede hacer reír sin parar como emocionar hasta provocar alguna que otra lágrima. Excelente también el soliloquio de Carmina ante su difunto marido que junto a los pocos escenarios utilizados hacen que la película resulte digna de una pieza teatral que recuerda a Cinco horas con Mario de Miguel Delibes.

Una muestra más de que el cine español puede estar a la altura sin caer en el chiste absurdo (Carmina y amén se alimenta de algunos pero muy dosificadamente) ni en historias romántico-sexuales que no se sostienen por ninguna parte. Esta película que habla de la vida tal y como la conocemos te atrapa y te deja con un mar agridulce de sensaciones. 

Alba Guillén.