
La segunda entrega de la famosa saga es claramente superior a la primera tanto en contenido como visualmente hablando. Si ya es más que una obviedad afirmar que crear tres películas de un solo libro es excesivo y erróneo, también es cierto que han logrado una segunda parte más emocionante y trabajada. Tras las casi tres horas anteriores de interminable presentación en donde solo se caminaba y se luchaba contra orcos, La Desolación de Smaug muestra peligros reales, enigmas por resolver y acción que hace avanzar verdaderamente la historia. Así mismo, los personajes son más humanos y sus relaciones más intensas.
La estética continúa tan oscura como siempre y los efectos especiales se superan cada vez más. No obstante, el estilo de la película que consiste en una travesía hacia rutas extrañas recuerda a un videojuego de plataformas en varias ocasiones. Pese a su duración, esta segunda entrega no se antoja tan larga y repetitiva como la primera a pesar que siguen notándose las escenas de relleno necesarias para justificar los tres filmes. La versión cinematográfica decepciona a los centenares de fans de los libros que no pasan por alto las múltiples modificaciones en pantalla y destacan la poca fidelidad de la obra literaria.
La Desolación de Smaug deja la puerta abierta a una tercera entrega que promete estar cargada de inquietante acción y que continuará en crescendo hasta alcanzar un clímax satisfactorio y lleno de fuerza.
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