Si hay algo de lo que estamos seguros en la redacción de Chance to flyy es que no hacen falta más historias de vampiros y demás seres mitológicos. Somos de los que pensamos que, tanto en cine como en televisión, ya se ha cumplido todo el cupo necesario (ejemplos como las novelas de Anne Rice adaptadas al cine como Entrevista con el vampiro o La reina de los condenados, los clásicos personajes que son Nosferatu o El conde Drácula, la odiada saga Crepúsculo o las series televisivas True Blood o The Vampire Diaries). Tanto cúmulo de historias vampíricas ha hecho que se llegue a odiar (Stephenie Meyer tiene gran parte de culpa) este género que nos ha dado tantas horas de diversión en la gran pantalla.
Pero hasta hace poco no existía una serie de temática vampírica que no fuese un cúmulo de despropósitos o que sirviese para que las adolescentes gritasen cada vez que algún actor se quitara la camiseta. Hasta ahora. Hemlock Grove es todo aquello que los fans de historias de vampiros y hombres lobo llevamos esperando desde hace mucho tiempo. Hemlock Grove no es The Vampire Diaries ni Crepúsculo. Está hecho para todos los que fuimos engañados con Bella y su novio fluorescente y que, desde entonces, hemos estado reticentes cada vez que alguien ha propuesto ver una película sobrenatural.
La historia es muy sencilla. El ficticio pueblo de Pennsylvania llamado Hemlock Grove recibe la visita de una familia de gitanos que se trasladan a la caravana abandonada de un antiguo pariente suyo. Madre e hijo (Linda y Peter Rumancek, interpretados por Lily Taylor, vista en Six feet under, y Landon Liboiron respectivamente) llegan huyendo y buscando un nuevo lugar en el que pasar desapercibidos, pero justo poco después de su llegada se produce un terrible asesinato de una joven del instituto a manos de lo que en el pueblo se intuye como una bestia.
Por otra parte, Roman Godfrey (Bill Skarsgard) es el hijo de la multimillonaria Olivia Godfrey (Famke Janssen, que hizo de Fénix en la primera trilogía de X-Men), y componen la familia más poderosa del pueblo, poseyendo una clínica de investigación celular.
Cuando Peter llega a Hemlock Grove pronto entabla amistad con Roman, dos lobos solitarios que nunca han tenido un amigo verdadero. Y esta amistad llega a oídos de la policía, que los empieza a investigar por el asesinato de una nueva muchacha del instituto. La investigación seguiría su curso si no fuese por un pequeño detalle, Peter es un hombre lobo y Roman es un upir (vampiro que soporta la luz del día).
Aconsejo fervientemente el visionado de esta obra producida por Eli Roth (actor en Inglorious Basterds, director de la saga Hostel, entre otras, y de la magnífica The Green Inferno, vista en el Festival de Sitges de 2013) y que su amor por el gore ha hecho que Hemlock Grove tenga un punto de violencia sexual necesario para los amantes del género. Una joya para la resaca navideña, y con una segunda temporada de diez episodios ya firmada con Netflix.
Francisco M. Pérez.