lunes, 17 de febrero de 2014

Monuments Men

2014, Estados Unidos.
George Clooney.


A finales de la II Guerra Mundial (1939-1945), a un selecto grupo de historiadores, directores de museos y expertos en arte, tanto británicos como norteamericanos, se les encomienda la importante y peligrosa misión de recuperar las obras de arte robadas por los nazis durante la guerra para devolvérselas a sus legítimos propietarios. Los hombres, en una carrera contrarreloj, arriesgaron sus vidas para evitar la destrucción de miles de años de cultura de la humanidad. 

Un buen ejemplo de cómo convertir una historia interesante con un gran elenco en pura paja.


Para tratarse de una película basada en hechos reales, Monuments Men deja mucho que desear en cuanto a credibilidad se refiere. Lo que empieza como una admirable misión acaba transformándose en una cuestión patriótica de una grupo de hombretones que sueltan lágrimas de cocodrilos ante un discurso terriblemente cursi de un George Clooney más que pedante. Personaje que recuerda o trata de recordar sospechosamente al Brad Pitt de malditos bastardos bajo una personalidad poco clara.

Con los minutos la película se convierte en una sucesión de repetitivos obstáculos que los protagonistas pasan como si de plataformas virtuales se trataran destruyendo la unidad narrativa. Lo que podía ser una apasionante historia se convierte en pura monotonía carente de interés. 

Lo único salvable dentro de lo insalvable es el aire humorístico que en ocasiones asoma tímidamente. Humor sin duda más digno que los supuestos momentos dramáticos que muy lejos están de emocionar a un público que posiblemente se encuentre dormido a medio film.

No se puede pasar por alto la figura de Cate Blanchett que pese a ejercer un papel tan notable como siempre protagoniza una subtrama amorosa totalmente innecesaria que no se sostiene por ninguna parte. Seguramente su amistad con George Clooney ha sido la causante de un papel tan prescindible.

En resumidas cuentas, un mediocre trabajo que se suma a la lista de Clooney y que pasará con más pena que gloria.



Alba Guillén.  

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