En el año 1938, se produjo en EEUU un programa radiofónico de la mano del actor, director, guionista y productor Orson Welles, en el cual aparecía él mismo recitando pasajes de la obra La guerra de los mundos, de H. G. Wells. Esta lectura supuso un gran impacto para los oyentes, que en todo momento cayeron en la trampa urdida por Welles y pensaron que estaban siendo atacados por extraterrestres. Los americanos salieron de sus casas, abandonaron ciudades y se trasladaron a las periferias debido al miedo que tenían.
Unos cuantos años más tarde (76), el 23 de febrero de 2014, el periodista catalán Jordi Évole emite un programa para la Sexta en el que desglosa una versión de lo que podría haber sucedido durante el famoso intento de golpe de Estado en el que el teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el Congreso de los Diputados durante la sesión de investidura como presidente del gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo. Nos explica Évole que fue todo un plan dirigido por el mismo Rey, Felipe González, Fraga, Carrillo y otros líderes del momento. Éstos contrataron a Jose Luis Garci para que dirigiese el "show" y que resultase todo creíble. Creíble como fue el documental de Évole, que al final anuncia que todo eran cavilaciones y mentiras. Y entonces, se produce lo impensable: la gente ataca como loca al creador de Salvados.
Ante todo, la gente que ataca a Évole porque en todo momento creyó todo lo del documental son los mismos que, en los años treinta, se tragaron todo lo que Welles había leído en la radio. Pero existe una diferencia: a los americanos que huyeron de las ciudades y pensaron que se aproximaba el fin del mundo se les consideró muy incultos, mientras que el problema en España es distinto. Aquí no nos sorprende que la Corona pueda estar involucrada en algo así, ni tampoco que nuestra clase política nos engañe y trate a nuestras espaldas (y ya si hablamos de lo que roban...). Aquí el problema es que estamos tan acostumbrados a que nuestros gobernantes se rían de nosotros que, cuando Évole propuso esta ficción, caímos como moscas.
Y lo peor de todo es la gente que se lo ha tomado a mal. Todos los que se han sentido engañados y critican que Jordi Évole siga teniendo un programa de televisión tras esto, son los mismos que creen absolutamente todo lo que cuenta el telediario de La 1.
Por ello, os incito a que lo veáis y saquéis vuestras propias conclusiones, lo que puede haber de verdad dentro de la ficción, y lo disfrutéis como un documental ficticio, porque como documental ficticio no tiene precio.
Francisco M. Pérez.
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