lunes, 11 de noviembre de 2013

Once

2006, Irlanda.
John Carney.
Ganadora del Oscar a mejor canción original.

Dos almas perdidas, una pasión en común y una película que muestra el tiempo que comparten juntos.

Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín. Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes, pero por las noches, toca sus propios temas que hablan de desamor. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella tampoco ha tenido suerte en el amor y, para sentirse un poco mejor, escribe canciones en soledad. Todo cambia cuando sus vidas se encuentran...

Para quien no conozca la historia, los protagonistas de Once no son actores y la película está grabada bajo un presupuesto cero, lo cual se aprecia con facilidad. Once nace de la idea de hacer una historia semi-romántica en la que se pudieran transmitir unos sentimientos a través de la música. Los protagonistas utilizan su verdadero nombre al igual que sus verdaderas canciones y la historia está inspirada en su humilde realidad. 

Con estas premisas, las actuaciones no son magníficas ni el montaje ni los planos son profesionales(más bien son de escuela principiante y muchos recursos son facilones y rozan lo cutre) pero tal vez por ello Once consigue algo difícil de alcanzar: crear una cercanía directa con el público, hablar de tú a tú. Y es que Once tan sólo es una historieta como cualquier otra en la cual no pasan grandes cosas pero se muestra sincera y sin pretensiones, totalmente transparente. 

El diálogo es secundario, toda la carga emocional recae sobre unas letras y unas melodías que te hacen sentir y te transportan al interior de unos protagonistas atormentados por el amor y la vida, sin esas magníficas canciones la película no se sostendría. Sí es cierto que peca de exceso de música sin apenas argumento en algunas ocasiones y abusan de unas transiciones de tiempo como excusa para crear un hilo musical, por ese motivo es esencial que seas amante de la música o seas capaz de dejarte llevar por sus acordes para sentirte sumergido en la historia y que ésta sea capaz de hechizare.




Alba Guillén.

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