Scott Derrickson.
Ralph Sarchie (Eric
Bana) es un agente de policía de Nueva York que se dedica a investigar una
serie de asesinatos que parecen tener relación con posesiones demoníacas y
exorcismos. Sus pesquisas lo llevarán a aliarse con un sacerdote muy poco
convencional (Edgar Ramírez), que es un experto en exorcismos.
Dejando a un lado Hellraiser V, las otras cuatro películas de Scott Derrickson confirman que estamos ante un director muy irregular. Es capaz de contarte una historia que te deja helado, para al año siguiente presentarte una nueva película que te hace dudar seriamente de que sea la misma persona la que está detrás del proyecto. Con “El exorcismo de Emily Rose” fue capaz de presentarnos una buena película de exorcismos que remataba con un drama judicial, ofreciendo al espectador bastante más de lo que podía esperar. Después vino “Ultimátum a la tierra” que ahora recordamos como un remake totalmente innecesario. Con “Sinister” volvió a sorprender y personalmente yo lo pasé bastante mal viendo esa película. “Líbranos del mal” vuelve a ser un intento de hacer algo novedoso que se queda en un quiero y no puedo.
La película arranca de forma interesante, ambientada en la
guerra de Irak, dónde un grupo de soldados desciende por una cueva para encontrarse
con algo maligno y desconocido. Recuerda en ese sentido al inicio de “El
exorcista”, pero es una pena que solo se quede en eso, en un buen arranque. A
medida que avanza la trama la película va perdiendo más y más interés. La mezcla
entre cine de terror y el “thriller” no funciona en ningún momento, ni siquiera
se genera algo de suspense, aún con los protagonistas atrapados en un sótano
oscuro en el que presumiblemente hay una presencia sobrenatural. Las escenas se
suceden sin ninguna intensidad y apenas hay momentos en los que realmente
sientas que peligra la vida de los personajes.
Lo que menos funciona son los personajes y es algo bastante
triste, ya que la película está basada en hechos reales y por ende en
personajes reales. Aún así el policía Ralph Sarchie, interpretado por Eric
Bana, resulta el típico policía de drama hollywoodiense que ya estamos hartos
de ver. No hay ningún momento en el que se descubra algún rasgo interesante en
su personalidad y su carácter de italoamericano queda claro porque se dice una
treintena de veces durante la película. Por otro lado, los momentos en los que
asistimos al drama que sufre con su esposa y con su hija, resultan tan poco
creíbles en el film que parecen escenas teatrales de una mala telenovela de
sobremesa. El sacerdote interpretado por Edgar Ramírez es supuestamente un
sacerdote poco convencional, pero la verdad es que los dramas personales que
sufrió antes de hacerse cura resultan totalmente carentes de interés. Por
último, el villano del film podría entrar en la lista de “Villanos menos
carismáticos de la historia”.
Es esta serie de fallos garrafales lo que convierte algo que debería haber sido interesante y terrorífico en una comedia encubierta. Lo más salvable de la película son un par de escenas de
acción, incluyendo el buen arranque de la cinta y una pequeña pelea en un
rellano que finaliza con un plano espectacular del pasillo y la ventana y algún
momento que el director se ha guardado exclusivamente para la hija del
protagonista. Ni hablar del final que es directamente lamentable, cosa que no
me agrada y menos cuando, como he comentado arriba, la película esconde claras
referencias a “El Exorcista” y no sólo en su arranque. Esperemos que, siguiendo
la lógica, la próxima película de Scott Derrickson se trate de algo que este al
menos al nivel de “Sinister".
Lander Castro.
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