martes, 25 de marzo de 2014

Workaholics.

Si estás buscando una comedia inteligente, con humor que podría aparecer en el New York Times, deberías seguir buscando. Porque Workaholics se centra en tres energúmenos que viven y trabajan juntos, tres seres para nada inteligentes, que lo mejor que pueden hacer a lo largo del día es emborracharse y drogarse. Pero eso no quiere decir que las situaciones que provoquen no sean hilarantes.



Se trata de la vida de Adam DeMamp (visto actualmente en Modern Family), Anders Holmvik y Blake Henderson, que después de un breve paso por la facultad en la que se conocieron, entraron a trabajar en una empresa de telemarketing, en Rancho Cucamonga (ciudad real aunque no lo parezca). Anders es el más responsable, con mayor capacidad de concentración y con más aspiraciones de un futuro dentro de la empresa. Es el típico que se deja llevar por sus amigos cuando está borracho y que los demás lo meten en líos. Blake es el fumeta, el que siempre va drogado a trabajar y que no quiere ascender porque significaría más responsabilidad. Finalmente Adam es el tipo que se cree gracioso pero no lo es, aunque resulta divertido ver cómo intenta serlo y cae una y otra vez. Los tres son inseparables porque, bueno, la estupidez llama a la estupidez.
En el trabajo, lo único que les salva de ser despedidos es una jefa pasota (Alice) que en su vida privada le va todo mal, y una compañera (Jillian) que hace todo lo posible por sacarlos de los problemas en los que se meten. Por último está Karl, el "drug dealer" de Blake, al que todos adoran salvo Anders. Este odio llegará a límites insospechados cuando Karl organice su boda en la casa de los chicos.
Esta comedia de Comedy Central es una creación de los tres protagonistas, amigos en la vida real, que se conocieron cuando estudiaban en el OC College, y que en la actualidad emite la cuarta temporada. Una comedia con un coste no demasiado elevado, en la que podemos comprobar que se pueden producir buenas series sin necesidad de tener decorados excesivamente elaborados. Y además, comedia estúpida americana. Qué más podemos pedir.

Francisco M. Pérez.



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