martes, 25 de marzo de 2014

300: El Origen de un Imperio

2014, Estados Unidos.
Noam Murro.

Guerras médicas (500-479 a.C.). El general griego Temistocles lucha por conseguir la unidad de las polis griegas. Él dirige las tropas griegas que se enfrentan con el ejército persa, liderado por Xerxes y Artemisa, para impedir la invasión del país. Spin-off de la película/cómic 300, basado en la novela gráfica "Xerxes", de Frank Miller.



El Origen de un Imperio tiene un gran problema de ejecución: la sobrecarga del estilo. Como si fuera un cómic y con total intencionalidad, la película está plagada de relentizaciones que reinan las escenas de batalla. Un acertado estilo que dramatiza la acción a la par que otorga esa sensación estática que el cómic ofrece. Podemos ver cabezas partirse al detalle, millones de músculos contraerse y el sufrimiento de una guerra en lo ojos de quienes al defienden. El espectador puede fácilmente sentirse partícipe e incluso casi literalmente salpicado por la sangre gracias a la técnica que consiste en manchar el objetivo de la cámara para un mayor impacto. 

No obstante, todo se queda ahí y la película no avanza. La fuerza de los planos -que como menciono se antoja repetitivo tras la tercera batalla- y los efectos sonoros y visuales se llevan todo el logro dejando un hilo argumental flojo en el aire. La película llega a un punto del cual no parece salir hasta el momento de servir el repentino e incertero desenlace. El Roll de los personajes es confuso y aquellos que prometen tener mucho peso en un inicio se quedan a la sobra de otros que acaban siendo los pilares de la película devorando despiadadamente al resto del elenco. Las actuaciones salvan en gran parte a un diálogo que queda encasillado en las tres típicas frases de película bélica basadas en el discurso épico de turno y las reflexiones filosóficas a la luz de la luna.

Pese a todo, rompo una lanza a favor del spin-off ya que logra dar una dimensión humana a unos personajes que se presentan más planos en la antecesora. Viajamos a su pasado y conocemos sus miedos, sus flaquezas y el origen su desdicha actual. Villanos y héroes se entrelazan sin dejar del todo claro en ocasiones quién viste la etiqueta adecuada. De ese modo somos partícipes de los dos puntos de vista y conocemos qué motiva a cada bando consiguiendo un efecto más real alejado del prototipo del bueno absoluto y del malo malísimo. 


Alba Guillén.

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