Todo el mundo sabe que toda película debe verse en versión original subtitulada (en el caso de no dominar el idioma original). El doblaje normalmente aporta sobreactuación a la escena mediante una voz forzada de un doblador que ensombrece casi al completo el trabajo del actor. (Por ello hay países que no doblan las películas considerándolo una total aberración).
Pero tras años de visionado de películas he dado, para mi sorpresa, tal vez con la única película que vale la pena ver en español, y esa es Moulin Rouge. Este hecho no es exactamente debido al doblaje, ya que sin duda las voces de Ewan McGregor y Nicole Kidman aportan más dramatismo y realismo, sino a la narración en sí de la historia, veamos:
En español: Recordad que el joven Christian escribe sus memorias a través de su máquina de escribir. Aparece a principio de la historia, en el medio (para recordarnos que no deja de ser todo un flashback) y al final. Su voz en off aparece de vez en cuando para ampliarnos información que no apreciamos en las imágenes. Hablamos de una estructura muy usada y popular aplicada en centenares de películas como Titanic.
Bien, la versión original es algo distinta. Obviamente lo que vemos es lo mismo, pero con otro sistema de narración. Christian se pasa toda la película narrando aquello que el espectador ya ve, la voz en off es constante en los 127 minutos del film. Como si de una fábula oral se tratara, Christian cuenta cada movimiento de la acción. Así que, en vez de desconectar y poder disfrutar de la música y los bailes, nos vemos envueltos en una nube de excesiva información cuando los personajes no dialogan de forma bastante molesta y con cierta mala calidad.
Obviamente, este estilo saturó al espectador lo cual hizo que Moulin Rouge no triunfara en taquilla como se esperaba y que en España decidieran cambiar radicalmente este estilo por una película más convencional con la que la mayoría hemos disfrutado, reído y llorado.
Alba Guillén.
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