No existe en la historia de la televisión una comedia tan
sumamente buena que haya pasado tan desapercibida y maltratada como
Arrested Development, una serie que fue nominada a cuatro Emmys el mismo año que
fue cancelada por Fox.
Michael Bluth es el nuevo encargado del negocio familiar después
de que su padre, George Sr, haya sido arrestado por malversación de fondos. Y
ahora que éste se encuentra en prisión (y disfrutando de la estancia), tiene
que lidiar con una familia desestructurada a más no poder. Entre ellos, destacan un hermano mago que no conoce el sentido del término trabajar, un cuñado ex
jefe de psiquiatría del Hospital de Massachusetts que descubre, rondando los
cuarenta, que su vocación es y siempre ha sido, la actuación;una hermana
defensora del medio ambiente que no parpadea a la hora de llevar un abrigo de
piel, o un hijo, entrando en la difícil edad de catorce años, que siente un
flechazo por su prima. Todo ello guiado por Ron Howard (director de Apolo 13 o
Una mente maravillosa), que hace las veces de narrador, mostrándonos lo que
pasa por la mente de los protagonistas y corrigiéndolos si hace falta.
Aquí ningún personaje sobra, ningún capítulo flojea (de eso se
encargó el creador de la serie, Mitchell Hurwitz). Es
más, las escenas están tan repletas de gags humorísticos que aconsejo el
visionado con el botón “Pause” cerca del dedo, puesto que, Arrested Development
es una serie tan rápida, que en una carcajada te puedes perder tres chistes.
Y entonces os preguntaréis, si esta serie es el súmmum de la
comedia, ¿por qué ha sido tan maltratada a lo largo de su historia? Si se ha
dicho de ella que es mejor que Friends o Seinfeld, ¿por qué no ha tenido el
éxito necesario para mantenerse en pantalla? Pues es fácil de responder. En la
tele, las audiencias son las que mandan.
Pero algo está cambiando
en el panorama actual. Netflix (portal de entretenimiento que ofrece sus
productos vía streaming), ha conseguido desenterrar esta joya y producir una
cuarta temporada, que se ha vendido tan bien, que ya tienen firmada una quinta.
Y mientras ésta llega, yo lo celebraré visualizando lo que ya está producido,
siempre con el mando en la mano y el botón “Pause” cerca.
Francisco M. Pérez.
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