martes, 10 de septiembre de 2013

Black Mirror

Cómo temer al ser humano por medio de la evolución tecnológica.

No es un secreto que la calidad que desprende la mayoría de las series de televisión hoy día supera el 95% de películas que podemos encontrar en cartelera. Y entre todos los dioses del entretenimiento audiovisual, siempre han destacado (y lo siguen haciendo) los británicos.


Por ello, en mi primer post sobre series hablaré de una joya llamada Black Mirror. Dos temporadas de tres episodios autoconclusivos cada una que introducen al espectador en distintas sociedades futuras con algo en común: la tecnología se ha apoderado de nosotros y nos ha quitado la parte que nos hace especiales, la parte humana.

En estos seis capítulos podréis disfrutar de perfectos guiones que sorprenden en cada punto de giro y unos personajes que nos conducen por historias maravillosas. Personalmente opino que la guinda la pone el segundo episodio de la segunda temporada, en el que una mujer despierta sin recordar quién es y descubre que está siendo perseguida por unos encapuchados. Sus gritos de desesperación pidiendo ayuda son escuchados por personas que, en lugar de actuar, lo recogen todo en sus móviles y tablets.
Aunque sí es verdad que existe un capítulo algo más flojo que el resto, la sensación final que deja la serie es tremendamente positiva. Black Mirror es una de esas series que merece la pena guardar en la estantería si no fuera por la patética versión en DVD que existe en el mercado de la primera temporada (la única disponible a la venta), donde sólo están incluidos dos de tres episodios.

En definitiva, cada vez que vayas a una cafetería y, encuentres un grupo de personas reunidas, cada una mirando a su móvil, recuerda: No está tan lejos como parece. Porque si da miedo en lo que se ha convertido el ser humano, puede ser peor si seguimos por este trazado.


Francisco M. Pérez.

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