Todos somos conscientes de los trágicos sucesos que se desencadenaron entre los años 1933 y 1945 a causa de la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores de Adolf Hitler.
Pero para todos aquellos que no atendieron en la clase de historia, el cine se ha encargado de recordarlo casi anualmente con centenares de películas, y alguna que otra serie, que lucen como elemento de atracción la esvástica negra.
Pero para todos aquellos que no atendieron en la clase de historia, el cine se ha encargado de recordarlo casi anualmente con centenares de películas, y alguna que otra serie, que lucen como elemento de atracción la esvástica negra.
¿Pero acaso alguien es consciente de las grandes sumas de dinero que generamos a costa de una de las mayores tragedias humanas de la historia? Fácil es afirmar que dichas películas son desgarradoras y provocan más de una lágrima pero, ¿no es el morbo de ver una y otra vez el sufrimiento del pueblo judío lo que impulsa a consumir un sin fin de títulos vinculados con el nazismo?
Lo que sucede desde hace años es que el nazismo se ha convertido, lamentablemente, en una marca comercial. Resulta sorprendente que tras más de 200 filmes que tratan lo mismo, el espectador no sufra una sobrecarga, sino todo lo contrario, parece pedir más.
Cierto es que muchos directores que se han sumado a la fiebre nazi han ofrecido grandes película de culto así como El Pianista, La vida es bella, La lista de Schindler o El gran dictador. No obstante, el afán de querer mostrar nuevos puntos de vista -o querer recaudar una gran taquilla con el recurso fácil- provoca la creación de títulos de calidad muy baja que solo buscan el sensacionalismo y la superficialidad. "Pero hay que ir a verla, claro, que habla de nazismo y quiero llorar un rato mientras devoro un paquete de palomitas y leo mis últimos whatsapps, ¡pero pobres judíos!"
Otro factor que reafirma esta teoría es el resultado de varias estadísticas que demuestran que otras películas que hablan de desgracias humanas a la altura del nazismo pasan desapercibidas para el público medio y acaban siendo un joyita de autor que apenas dura una semana en cartelera. Claro, a quién le puede interesar una película que muestre el conflicto y las muertes en Gaza, la extrema pobreza de Zambia o la "limpieza" realizada en las calles de Brasil para que parezca un país rico capaz de acoger el mundial de fútbol. Estas historias tan solo ocupan cinco minutos de nuestro tiempo en el telenotícias y casi nadie pagaría ni un euro por verlo la gran pantalla.
Parece que, según el cine comercial, las únicas dos manchas en nuestra historia son el nazismo y la esclavización de la raza negra. Si lo demás no vende, diremos que no existe.
Alba Guillén.
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