Frank es extremadamente alcohólico, se mete de todo, tiene una higiene corporal más que dudosa, puede desaparecer durante meses, debido a una borrachera, y aparecer en México. Vendería a su madre (o a sus hijos) por un chupito de whisky y una cerveza. De los seis hijos, Fiona es la mayor, y es la auténtica madre de los demás. Con veintipocos, ya tiene varios trabajos temporales, de día o de noche, en los que cobra poco, lo justo para intentar malvivir y mantener a su familia en un barrio de mala muerte de Chicago. Su vida son sus niños, y pasará por encima de cualquiera, incluyendo Frank, para protegerlos. El problema es que tiene genes Gallagher, por lo que caerá en los problemas y la autodestrucción en repetidas ocasiones, así como los hermanos.
Lip es intelectualmente un genio, se presenta por otros alumnos mayores que él a las pruebas de acceso a la universidad, pero pasa de estudiar porque piensa que alguien de su condición no llegará a nada. Ian quiere entrar en el ejército, es fuerte, disciplinado y trabajador; y también es gay y mantiene una relación con su jefe en una tienda de comestibles, una suerte de Apu, musulmán y casado con una fundamentalista que quiere otro hijo. Debbie es extremadamente sensible, que pretende crecer más de lo que debe, y de lo que es capaz de soportar, pues no está preparada para tratar con chicos. Carl es un futuro delincuente juvenil, con propensión a la violencia y la tortura, así como las explosiones. También está el pequeño Liam, que aún es un bebé, pero el hecho de que sea de raza negra indica algo raro.
Todos ellos viven en una pequeña casita al lado de Vero y Kev, una pareja de jóvenes que sirven en ocasiones y a pesar de él, de sustento tecnológico de los "malditos Gallaghers". Es así hasta que deciden echar a Frank, que va a caer a casa de Sheila, que desconoce su fama debido a que es agorafóbica, y su hija Karen, ninfómana con problemas paternos.
El último en llegar a la ecuación es Steve, que se enamora de Fiona. Parece un chico bien, conduce buenos coches, maneja dinero... pero todo ello lo consigue robando y vendiendo coches de lujo.
Así empieza la ecuación de una de las series más divertidas y dramáticas del momento. Lo mismo te llega la carcajada viendo los trapicheos ilegales de los Gallaghers para vivir, como quieres matar a Frank en su penúltimo intento de pasar por encima de sus niños, o lloras viendo cómo la realidad supera a Fiona.
Porque Fiona es un punto aparte, el contrapunto a Frank. Ella es responsable, trabajadora, valiente, pero al igual que carga con las vidas de sus hermanos, carga con la culpa de las cosas que van saliendo mal, no puede evitarlo. Querría huir, pero siente que no puede. Frank es irresponsable, pero con su piquito de oro se pinta como un padre responsable, que tiene que "cargar" con seis niños debido al abandono de su mujer, y que vive de compensaciones que pide a las empresas para las que ha trabajado y se ha autolesionado.
Es la lucha entre las ganas de correrse una buena juerga y las responsabilidades vitales, aderezado con trapicheos y drogas variadas, amén de enfermedades automedicadas. Basada en la serie homónima inglesa de Channel 4, es de obligado visionado para todos aquellos que disfrutaron de Skins o Malviviendo, series donde se intenta superar problemas y vida marginal con pillería y buen humor.
Las mejores comedias han de tener una base de drama. Y esta base es sólida.
Nota: 9 sobre 10
Carlos Nieto López
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