lunes, 21 de octubre de 2013

Recomendaciones del Festival de Sitges 2013. Final.

Ya ha finalizado el Festival de Sitges 2013 tras más de una intensa semana repleta de títulos que han llenado las salas con éxito. Entre todas, Borgman ha sido la película ganadora por el jurado. Desde aquí queremos hacerle una mención y resumir por tanto este festival con lo mejor y lo peor que se ha proyectado.

Lo peor:

The Eternal return of Antonis Paraskevas.
2013, Grecia.
Elina Psykou.


Paraskevas, líder comunicador durante 20 años en un popular programa matinal, decide marcharse a un lujoso hotel para fingir su secuestro.

Sencillamente esta película parece una tomadura de pelo. Pasas los minutos esperando a que llegue algo que provoque un mínimo interés y finalmente te quedas con las ganas. The Eternal Return of Antonis Paraskevas es una constante repetición en bucle que desespera y aburre y que sobrepasa la línea del sin sentido. Se basa en los silencios y en la imagen lentas como recurso que ni funciona ni cuenta nada, tan sólo logra que cojas manía a un protagonista que no acabas de entender y a un argumento que no entiendes cómo ha podido ser rodado y exhibido.

Pero la guinda del pastel llega a mitad del film cuando el protagonista, rompiendo su más que cansina rutina, se dispone a "cantar" como si de un musical de escuela se tratara. Canción ridícula acoplada repentinamente como un pegote. Pero creo que lo más triste es darse cuenta que esa ridícula interpretación es lo mejor de la película ya que, al menos, ha conseguido romper con la insufrible agonía al que te ves sometido.

Tras finalizar descubres la inutilidad de todo, ni siquiera el final sorprende ni consigue dar un giro para dejarte con un buen sabor de boca. Supongo que el director pretendía hacer algo distinto de lo que seguramente él cree una película inteligente sin darse cuenta que se ha quedado muy lejos de hacer algo digno de ser visto.



Lo mejor:

Borgman.
2013, Holanda.
Alex van Warmerdam.

Borgman cuenta la historia de un misterioso callejero que se cuela en el hogar de una familia holandesa de la alta sociedad para desatar el caos y los bajos instintos de sus miembros. 

Película de ritmo bastante pausado pero que consigue despertar un constante interés por aquello que se nos cuenta. Sorprende de principio a fin y juega con unos personajes bien dibujados que interactúan y se complementan a la perfección. Perturbadora e inquietante a más no poder con una estética que parece ser reflejo de los miedos más profundos de la sociedad. 

Uno de los aspectos más interesantes de Borgman es el diferente punto de vista de una familia que ve en el protagonista un ser distinto, como la vida misma y sus prejuicios.  

La película juega con la constante duda de si estamos ante realidad o ficción mediante un excelente y constante humor negro que es el pilar de cada escena. Borgman introduce poco a poco elementos de distorsión en un idilio familiar para destruir unos lazos que parecían fuertes y que resultaban ser de lo más superficiales. Un estudio interesante de la humanidad.

Además, el Festival de Sitges también da cabida a las series que más rompen hoy en día y tuvimos el honor de asistir a la presentación de Hannibal y a la proyección del décimo capítulo de la primera temporada. Hannibal se nos presenta como un ambicioso proyecto que se atreve con el mítico personaje de cine y literatura para otorgarle una dimensión muy interesante y madura. Vemos al personaje ejerciendo su profesión de psicólogo donde ayuda a un analista de crímenes del FBI con problemas psicológicos a cazar a un asesino en serie.  Hannibal contiene varios elementos de thriller y alguna pinceladas de terror que prometen aumentar en una segunda temporada que está en marcha. Su encanto está en un guión muy trabajado y en unos personajes atormentados y con un gran interés. Inquietante y oscura, Hannibal es la serie idónea para todo amante del mítico personaje que nos acompaña en un viaje de misterio y muerte.

Gracias a todos los que habéis leído nuestro intensivo de Sitges y habéis logrado nuestra asistencia en un festival que ha tenido cosas buenas y malas pero que, en todo caso, ha sido una experiencia que nos enseña una vez más que el buen cine no solo está en las superproducciones de Hollywood. ¡Hasta el año que viene!

Alba Guillén.

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