The Wire
El drama policial es un género literario que se ha llevado a la pequeña pantalla desde principios de la historia de la televisión. En España, por ejemplo, tuvimos en la década de los 60 una miniserie escrita, dirigida y protagonizada por Narciso Ibáñez Menta, padre del televisivo Chicho Ibáñez Serrador, que se titulaba “¿Es usted el asesino?”, en la que un investigador aficionado resolvía una serie de crímenes entrelazados. ¿Y quién no recuerda a la gran Jessica Fletcher, interpretada magistralmente por Angela Lansbury, de la serie Se ha escrito un crimen? Por televisión hemos visto pasar desde a Hercules Poirot, o a los detectives de NYPD Blue (con un jovencísimo Jimmy Smits en la época dorada de la serie), hasta los procedimentales como CSI o Criminal Minds, pasando por joyas como Twin Peaks o Sherlock.
Pero si una serie policial ha cautivado a generaciones, y, sobre todo, ha unido tanto a crítica como a público, ésa es The Wire. Esta magnífica creación de David Simon estaba ambientada en Baltimore, la ciudad americana más peligrosa de los 90 y primera década del 2000. En ella encontrabamos a Jimmy McNulty (Dominic West), un detective de policía que, harto de detener delincuentes y verlos irse horas más tarde de comisaría por su propio pie, empieza a pinchar teléfonos y a realizar escuchas para acabar con el negocio de la droga en Baltimore.
Pero, ¿qué hacía de The Wire una de las mejores series de la historia? Pues, principalmente, no se trataba de un procedimental con episodios autoconclusivos. Cada temporada trataba un caso distinto, una trama nueva. Y en 13 episodios se digiere mejor una trama, puesto que llegas a conocer a los personajes más que en 42 minutos de metraje. Y, sobre todo, por las esperas y desesperas de los policías que ven truncadas sus posibilidades de coger a los narcotraficantes una y otra vez. Esto no pasa en CSI, o en Castle, por poner un ejemplo.
Y segundo, si algo llevó a The Wire a la categoría de clásico televisivo fue su reparto actoral. Dominic West estaba inmenso, al igual que Wendell Pierce o Clarke Peters, los tres detectives de la misma comisaría. Y por el lado criminal, todo aquél que haya visto la serie recuerda a Idris Elba en el papel de Stringer Bell y a Michael K. Williams interpretando a Omar Little.
Pero es imposible resumir en 400 palabras The Wire y que el resultado quede a la altura de las circunstancias. Puede que no sea la mejor serie de la historia (no creo que exista la perfección en nada), pero sin duda alguna merece la pena dedicarle 60 horas de vuestro tiempo. Para nada será tiempo perdido.
Francisco M. Pérez