Todo forma parte de una conspiración en las más altas esferas del gobierno para aprobar una vacuna que solo produce una empresa farmacéutica, Corvadt. Para lograrlo, chantajean a un funcionario senior del departamento de sanidad, que había dejado embarazada a una prostituta rusa.
Hipnótica, misteriosa, turbia, laberíntica… una serie en la que nada es lo que parece, desde el principio hasta el final. Usa una extraña simbología, demostrada desde la primera escena de la serie, plagada de violencia y plasticidad. Usa los colores como paletadas de misterio, enseñándote a temer al color amarillo, pues siempre contiene muerte. Digna de realizarse estudios sobre ella y su simbología, que daría para una tesis doctoral (precisamente una de las foreras quiere realizar su propia tesis doctoral sobre la novela gráfica “Los experimentos Utopía”, ¿casualidad?). La información va saliendo con cuentagotas, y aun así, esa información puede ser errónea, deliberadamente o no, y las alianzas y traiciones empiezan a darse en una carrera en que los personajes deben pasar de perseguidos a perseguidores.
Lo malo de la serie es que fue cancelada tras su segunda temporada, teniendo pues solo 12 capítulos para disfrutarla. David Fincher (El Club de la Lucha, Se7en) se ha hecho con los derechos de la serie para realizar su versión estadounidense, pero ¿realmente alguien se imagina la serie sin Fiona O’Shaughnessy como Jessica Hyde; o, sobretodo, sin un enorme Neil Maskell como el asesino Arby, una de las interpretaciones que más me ha impresionado en toda mi vida? Esperemos que esta adaptación no se deje llevar por la blanda industria norteamericana y no reduzca ni un ápice de la chocante violencia de la original, y que nos ofrezca las respuestas que la corta duración de esta original nos ha dejado.
Nota: 9 sobre 10, como poco.
Carlos Nieto López
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