2014, Francia.
Jean-Pierre Jeunet
El director de Amélie vuelve con esta co-producción franco-canediense.
T. S. Spivet es un genio de diez años que vive en un rancho de Montana con su peculiar familia. Su gran talento para la cartografía pronto tiene recompensa: una institución científica le concede un prestigioso premio y, con la única compañía de una maleta, se dispone a cruzar el país para recogerlo.
Un apasionante viaje de la mano de un entrañable protagonista capaz de mantener una sonrisa durante los 105 minutos de duración. Y es que el pequeño Spivet es una mezcla de inocencia, ternura, picardía e ingenio. Jean-Pierre consigue una vez más que nos adentremos en un mundo especial donde se respira un ambiente impregnado de sensibilidad. La película esconde un potente drama familiar a la par que desprende buenas vibraciones y consigue un humor fresco y natural.
El elenco y sus respectivos papeles son esenciales para el buen funcionamiento de la historia. Tenemos a una extraordinaria Helena Bonham Carter que encarna una vez más a un excéntrico personaje que consigue transmitir con tan solo unos gestos faciales. También encontramos a un casi lunático Callum Keith Rennie, que pese a ser uno de los personajes más planos de la historia, lleva el peso dramático con buen resultado.
La fotografía está llena de color y vida consiguiendo así un estilo que recuerda al de la fábula. El guión es ingenioso, pese a que flaquea hacia el desenlace. Tal vez peca de contener pinceladas de melodramatismo que poco hacían falta para que la película emocionara por sí sola.
No resulta raro pensar que Jean-Pierre se encuentra cómodo escribiendo sobre personajes diferentes al resto de la humanidad. Desde el éxito de Amelie no ha sabido volver a construir una historia que cautive tan profundamente. Es por ello que es fácil detectar algunos elementos de Amelie en esta última entrega (familia desestructurada, personaje solitario, fotografía y algún que otro actor secundario que asoma la cabeza casi en forma de guiño). No obstante, por alguna razón las últimas películas de Jean-Pierre no acaban de convencer, tal vez dejó el liston demasiado alto en 2001.
Alba Guillén.
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