2014, Estados
Unidos.
James DeMonaco.
El crimen hace estragos en Estados
Unidos y las cárceles están llenas. El gobierno en manos de los Nuevos Padres
Fundadores de América decide poner en marcha una Purga Anual. Una noche al año,
durante doce horas, cualquier actividad criminal, incluso el asesinato, será
legal.
Tras el éxito hace un año de "The Purge:
La noche de las bestias", que recaudó nada más y nada menos que 34,1 millones de
dólares, su director y experimentado guionista James DeMonaco, que ya escribió los
guiones de “Negociador” y “Asalto al distrito 13”, junto con productores de la
talla de James Blum (Paranormal Activity) y Michael Bay (Transformers, Armageddon),
nos trae esta esperada secuela.
En la primera parte, todo se
desarrollaba dentro de la casa de una familia de clase media y no sabíamos nada
del infierno que se estaba viviendo en las calles. Esta segunda parte se
expande en ese sentido, haciéndonos viajar por una ciudad terrorífica y repleta
de violencia en la que nadie está a salvo. En ese sentido la película cumple lo
que promete y por fin veremos qué pasa en Los Ángeles en medio de una Purga
Anual.
Durante la historia seguiremos a una
madre camarera de clase baja (Carmen Ejogo) y a su hija (Zoë Soul), a una pareja que sufre una crisis (Zach Gilford y Kiele Sanchez) y a
un misterioso hombre, del que vamos descubriendo más a medida que avanza la
trama, interpretado con nota por Frank Grillo, al que ya pudimos ver en "Infierno Blanco" o en "Capitán América: El Soldado de Invierno", escapando de toda una serie de individuos terroríficos que no les darán
ni un respiro. Los personajes están bien construidos y resultan creíbles.
Transmiten al espectador ese miedo y esa incertidumbre constante que provoca vivir
una Purga en las calles.
Bien es cierto que hay algún que otro
giro argumental bastante tramposo, pero nada que llegue a
sacarte en ningún momento de la película. Esto sucede gracias a una trabajada
atmósfera y a que la acción no tarda demasiado en empezar. Si en el primer film
todo era más íntimo y se jugaba en mayor medida con el suspense, en esta
segunda parte lo que prima es la acción que mucha gente demandaba.
Pero sin duda el aspecto más interesante
de esta secuela es que se introduce en ese mundo oscuro provocado por la idea
central de su planteamiento en mayor medida que la primera entrega, lo cual la
convierte en un producto más atractivo tanto por dentro como por fuera. Prestad
atención especial a la secuencia de la caza, me entenderéis cuando la veáis.
No perdamos de vista a James DeMonaco y
preparémonos para el año que viene porque algo me dice que aquí aún hay mucha
tela que cortar y que esta no va a ser la última noche de las bestias.
Lander Castro.
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