Bryan Singer.
Cuenta la lucha por la supervivencia de la especie mutante a través de dos periodos temporales distintos. Nuestros héroes decidirán viajar al pasado para tener una segunda oportunidad en un futuro que actualmente resulta devastador. Secuela X-Men: Primera generación.
Esta última entrega de la famosa saga se presenta con una estructura poco convencional que juega con pasado y presente en un perfecto montaje paralelo que refleja las consecuencias de cambiar cualquier acción del pasado así como sucede en Efecto Mariposa pero con un estilo más digno de Origen. Gracias a este viaje en el tiempo, la película revive momentos entrañables de sagas posteriores que pueden ser puntos fuertes para los incondicionales de X-Men.
Como diferencia de tantas otras películas de Marvel, esta vez no estamos ante la historia del héroe y la damisela en apuros, sino que el amor se encuentra en un tercer plano para dar paso a una historia que habla de la relación mentor - discípulo y del aprendizaje personal. Trama la cual estaba más explotada en la antigüedad y olvidada actualmente y resurge ahora con una gran fuerza y resultado.
La película cuenta con momentos de humor bastante logrados que relajan al espectador de tanta tensión argumental y algunas pinceladas dramáticas que no llegan a conmover como pretende el director. Como es de esperar, no escasea la acción y los efectos que parecen salirse de pantalla al igual que un par de tópicos y convenciones de género necesarios para una película de superhéroes.
El elenco habla por sí solo y no defrauda pese a encarnar a personajes con poca dimensión dramática y humana. No obstante, se trata de una muy buena película del sello Marvel que puede gustar incluso a aquellos que no son conocedores de la saga X-men ni especialmente amantes del género.
Alba Guillén.
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