Godzilla.

2014, Estados Unidos.
Gareth Edwards.

La película, co-protagonizada por Bryan Cranston, muestra cómo un monstruo marino, producto de mutaciones radioactivas provocadas por el hombre décadas atrás, se enfrenta a malvadas criaturas que, animadas por la arrogancia científica de la humanidad, amenazan la vida de los hombres.

Esta nueva versión de Godzilla ofrece lo que promete con una simple ojeada al cartel: mucha acción, entretenimiento barato y baja calidad narrativa.

Godzilla tiene una introducción potente que presenta a personajes que prometen dar juego y una trama apetecible en primera instancia. No obstante, con los minutos la película se encasilla y se pierde en un guión claramente lleno de lagunas que se resuelve a duras penas sin acabar realmente de unir cavos con coherencia. Como suele pasar en el género de ciencia ficción de hoy en día, la película parte de una buena idea pero se desarrolla con una torpe mecánica llena de tópicos y rutina. La absurda casualidad hace tan evidente la necesidad de una resolución fácil que se pierde la poca credibilidad que tenía el argumento. 

Pero no todo es malo, Godzilla sorprendentemente cuenta con algún toque ingenioso que logra que no decaiga del todo y sea minimamente visible. Además, los fans de la historia pueden valorar que, pese a ser muy mejorable,  han conseguido crear una adaptación aceptable. 

Parece que los directores de cine creen que hacer un remake se trata de coger la idea original y cargarla de efectos especiales de infarto dejando a un lado la finalidad y el corazón de la historia. Así es como acaban obteniendo resultados que mucho dejan que desear y que en la mayor de los casos acaban siendo fracasos o películas efímeras que nadie recuerda en unos meses. 

Alba Guillén.