miércoles, 28 de enero de 2015

Bored to death


Es curioso cuando una cadena de televisión tan seria y conocida por sus ficciones dramáticas de calidad hace una comedia. Mis anteriores incursiones en la comedia made in HBO tienen resultados distintos para cada serie. Con Veep, ya se pudo leer mi opinión; con Entourage (El Séquito) me encontré con una de las series del mundo del espectáculo hollywoodiense más magnéticas, además de la serie de colegas mejor hecha desde Friends; mientras que con Sexo en Nueva York quedé fascinado por su concepción inicial, y horrorizado al ver en lo que se convirtió. No llegué a ver Curb your Enthusiasm ni Girls (Lena Dunham me pone muy nervioso).
Si bien hay un denominador común en todas las comedias made in HBO es un punto de seriedad, ya sea con críticas políticas o con manifiestos feministas. Lo que nos encontramos en esta serie, escrita por el autodegradante escritor Jonathan Ames, presentando una personificación exagerada de sí mismo (interpretado por Jason Schwartzman), es un esperpento absoluto.

Un escritor que, para superar su bloqueo a la hora de escribir su segundo libro y la ruptura con su novia, decide publicar un anuncio ofreciéndose como detective privado sin licencia. A partir de ese momento empiezan a circular personajes a cada cual más exagerado. Todos los personajes principales tienen carencias afectivas, en especial el editor de Jonathan (Ted Danson) que le ha tomado como protegido y amigo, básicamente porque comparten marihuana y alcohol.


La serie se mueve en un círculo cultural alto, por lo que se conduce a través de pensamientos y reflexiones sobre la vida. A medida que los personajes van diciéndolas, nos vamos dando cuenta que solo son algún tipo de delirios de grandeza o auto engaños para justificar sus malos actos. El que en un principio es el ser más detestable e insoportable, el mejor amigo de Jonathan, un dibujante de comics interpretado por Zach Galifianakis, es el único que se acepta como es, que sabe que tiene defectos y que es insoportable, por lo cual no se engaña a sí mismo en su concepción. Se engaña pensando que eso es lo correcto y que su novia es la que está equivocada cuando intenta que mejore.

Todos los personajes secundarios están exagerados y dan lugar a las situaciones más ridículas y que más vergüenza ajena despiertan, incluso personajes que, como Jim Jarmush, se interpretan a sí mismos. Posiblemente sea la serie con las conversaciones post-porros más logradas de las que haya visto


Una serie que utiliza las situaciones más ridículas para presentarnos unos personajes que insisten en no crecer para no afrontar la realidad de que no saben hacerlo. Porque a veces, cuando tu vida es ridícula, lo más lógico para hacer que tenga sentido es hacer algo ridículo.

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