Puede parecer una película de racismo más, pero cuenta con un toque fresco y distintivo.
A través de las entrevistas que la aspirante a escritora Skeeter realiza a las mujeres negras de los años 60, podemos presenciar la terrible discriminación que sufrían en aquel entonces. Vemos su día a día, el cómo una mujer negra no tenía más opción que servir a una familia blanca que la trataba peor que a un animal. No sólo lo vemos, sino que a través de sus testimonios somos conscientes de lo que sentían ante esta lamentable situación.

137 minutos que pasan en un suspiro y te tienen atrapado con cada una de las historias que se narran acompañadas de una conmovedora voz en off y una estética preciosa.
Criadas y señoras es un reflejo de una realidad pasada que no pretende la lágrima fácil a través de escenas forzosamente melodramáticas. Muestra un viaje exterior e interior de un colectivo de la sociedad que tuvo que soportar demasiado por ser distinto.
Al final deja un sabor agridulce que provoca desconcierto por no saber si reír o llorar. Eso sí, con una cosa bien clara: Acabas de presenciar una obra maestra.
Alba Guillén
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