Begin Again

2013, Estados Unidos.

John Carney.

Novios desde el instituto, la pasión por la música lleva a la británica Gretta y a su novio Dav hasta Nueva York. Pero cuando él, una vez alcanzado el éxito y la fama, la abandona, ella se queda completamente desolada. Una noche, un productor de discos recién despedido la ve actuar en un bar de Manhattan y queda prendado por su talento. 

Una cautivadora banda sonora es suficiente motivo para arrastrar al público a ver esta película que con cada canción expresa emociones que hacen vibrar de principio a fin. Y es que una vez más el director de Once nos trae una historia sencilla cargada de amor y dolor, con la eterna compañía de la música. Música que dice mucho más que cualquier diálogo y mirada, que cualquier explicación superficial que pueda aportar un personaje sin importancia, la música muestra el mundo interior de unos carismáticos personajes.

La trama no es tan importante como lo son quienes la componen. La relación de personajes se forja poco a poco exponiendo sin tapujos sus miedos y debilidades y dejando que la vida cruce caminos para curar las heridas que dejan atrás. Lo cierto es que la resolución de cada lazo sentimental es inesperada y se aleja de los tópicos que a veces parece tener la película. Algunas de las historias tal vez las hemos visto millones de veces pero Carney logra salir del paso con su delicado toque tan alejado de los demás directores. Y de nuevo la presencia de la música, que parece curarlo todo. 

Las actuaciones destacan en diferentes escalas. Si bien es cierto que la elección de Keira Knightley es brillante, la de Mark Ruffalo es ligeramente cuestionable, y más tras una torpe presentación del personaje. No obstante y para sorpresa de cualquiera, la pareja funciona en pantalla y logra recrear escenas realmente tiernas. Adam Levine gana al espectador por el hecho de regalar su voz.

Y de repente nos vemos sumergidos en una ola de imágenes naturalistas, de secuencias elaboradas en donde solo la banda sonora y el paso del tiempo hacen avanzar la historia, en largos paseos que invitan a la reflexión y hechos concretos explicados desde diferentes puntos de vista. No podemos afirmar que esta película sea de autor como lo fue Once, ya que navega entre lo personal y lo comercial, pero lo que sí podemos afirmar es que consigue crear el mismo contexto onírico que atrapa hasta el final, como una buena canción.

Os dejamos aquí la banda sonora y el tráiler:

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Alba Guillén.