ESTE ARTICULO PUEDE CONTENER SPOILERS DE LA SEGUNDA TEMPORADA.
Terminó la primera temporada de esta genial serie de Netflix con una Piper Chapman que había superado sus miedos iniciales causados por su entrada en prisión, tras haber apaleado a Pennsatucky, harta de las amenazas de muerte que recibía de ésta. Y justo aquí comienza la segunda temporada, en la que Piper se despierta en la celda de aislamiento y un guarda la mete en un avión. Nadie le explica a dónde la llevan, junto con más presos (hombres y mujeres) de otras cárceles del estado.
Pronto se enterará de que allí está para testificar en el juicio contra el antiguo jefe de su exnovia Alex, por lo tanto, viaje a Chicago es sólo temporal. Finalmente, Alex la convence de que no diga nada contra Fahri... y Piper le hace caso. Esto conlleva que la reducción de la condena (o excarcelación) que le habían prometido no se llega a dar. En su lugar, Alex finalmente es convencida por su abogado de que su testimonio será suficiente para meter a su jefe en una cárcel de máxima seguridad de por vida. Y así, Alex, en la misma jugada, traiciona a su jefe y a Piper (otra vez más).
Piper es llevada de nuevo a la prisión de mínima seguridad en la que estaba y a su llegada encuentra a una presa nueva. "Vee" (Lorraine Toussaint) revolucionará la prisión (ya estuvo allí años atrás) al juntar a las presas de color y moverlas como marionetas. También conoceremos más de la vida de Morello, Crazy Eyes, Taystee o Caputo, entre otros.
Esta segunda temporada confirma que la serie Orange is the new black no ha sido fruto de un día de suerte, sino que el trabajo que tiene a sus espaldas la confirma como una de las mejores comedias (con algún toque dramático) que existen hoy día. Y todo ello gracias a Netflix, la plataforma de pago que confió en la producción de Jenji Kohan y que ya ha renovado por una tercera temporada. Y que dure.
Francisco M. Pérez.
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